jueves, 3 de noviembre de 2011

EE.UU: Promueven el ejercicio como un eficaz medicamento

A nivel de salud mental, no sólo combate la ansiedad y la depresión, sino que en los mayores favorece una mejor memoria, lo que protege contra la demencia y el Alzheimer.
Sebastián Urbina
Nadie pone en duda sus bondades. Lo que sucede es que hoy, muchos investigadores plantean que la actividad física regular, en lo posible a diario, debe considerarse definitivamente como una medicina formal. Y a medida que se avanza en edad, los beneficios que se obtienen de ella son mayores.

Por ejemplo, en el caso de la salud mental, son muchos los especialistas que sugieren que si un paciente depresivo no se siente totalmente bien con un antidepresivo, en lugar de indicar un segundo fármaco es mejor añadir ejercicio como terapia.

Esto lo demuestra un estudio realizado por varios centros médicos de Estados Unidos que se publicó el mes pasado en el Journal of Clinical Psychiatry. En la ocasión reclutaron a 126 personas con depresión, de hasta 70 años, que eran tratados con un medicamento, aunque sin lograr controlar su condición. Al agregar ejercicio, el 30% de los pacientes normalizó su estado de ánimo, algo similar a lo que se obtendría dando un segundo fármaco.

En el caso de los adultos mayores, se sabe, además, que la depresión se hace más frecuente, por lo que el ejercicio cobra más relevancia para mantenerlos activos y animados.

Más neuronas
Pero el efecto de la actividad física a nivel cerebral es concreto, según un estudio de la Universidad de Illinois. Para esto se reclutó a 165 adultos de entre 59 y 81 años y se constató que quienes realizan actividad aeróbica con regularidad tienen el hipocampo de mayor tamaño. Se trata del núcleo del cerebro que es fundamental para tener una buena memoria.
Kick Erickson, quien también es autor de este trabajo, subraya la importancia de este hallazgo, ya que "esta región cerebral tiene un rol relevante en prevenir el Alzheimer y la demencia". Al mantenerse activa, la persona mayor protege su cerebro, conserva intacta su capacidad de aprender y prolonga en el tiempo su lucidez.

La explicación de este fenómeno la entrega Carl Cotman, investigador de la U. de California, en Irvine, quien demostró que el ejercicio aumenta los niveles de un factor de crecimiento neuronal que fortalece el cerebro y también reduce las placas de beta-amiloide, que son el sello inconfundible del Alzheimer. Otro aspecto es la liberación de serotonina, que también actúa como estimulante del crecimiento de nuevas neuronas.

"Esta liberación de serotonina que produce el ejercicio mejora el ánimo y la socialización de las personas mayores y las ayuda a mantenerse más jóvenes. Por eso vemos que muchas veces alguien de 70 puede ser más activo y productivo que alguien sedentario de 50", explica el doctor Juan Carlos Molina, presidente de la Sociedad Chilena de Geriatría y Gerontología.
Este especialista pasa a enumerar una serie de efectos terapéuticos del ejercicio: "Además de ser antidemenciante, también es antihipertensivo, antidiabético, y un excelente inductor del sueño, entre las variadas consecuencias saludables que produce", afirma.

Silenciamiento
"Los seres humanos, para sobrevivir, teníamos que caminar o correr unos 15 kilómetros diarios", explica el geriatra Juan Carlos Molina. Según detalla, el hombre cuenta con los genes necesarios para tener esta actividad física a diario, lo que lo mantiene sano hasta el día de su muerte.

"La industrialización encriptó estos genes, y comenzaron a aparecer todas las enfermedades crónicas que vemos hoy", dice. Por eso, en su opinión, es necesario que los médicos hoy prescriban el ejercicio para que sus pacientes se mantengan saludables.

Fuente: El Mercurio

12 de septiembre de 2011

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